Los anticongelantes/refrigerantes tienen una vital importancia en la buena salud del motor. Este sufre constantes cambios de temperatura y es vulnerable al frío, al calor, y al paso del tiempo. Necesita el líquido anticongelante/refrigerante para mantener una temperatura adecuada, ayudando a que el motor no resulte dañado por la variación de temperatura, tanto en el exterior como en el interior del vehículo.
Aunque el agua es a priori el mejor refrigerante que existe, dada su extraordinaria capacidad calorífica, debemos tener en cuenta que, además de corroer los metales, el agua hierve a los 100º y congela a los 0º, y las temperaturas que soporta un vehículo son en algunos casos mayores de 100º y en otras menores de 0º.
Teniendo en cuenta esos factores, se utiliza una base química (basada generalmente en el monoetilenglicol) diluido en agua y con aditivos anticorrosivos y anticavitación e inhibidores. Así consigue disminuir el punto de congelación, aumentar el punto de ebullición y protegen contra la corrosión, oxidación. Además reducen la formación de depósitos protegiendo todos los componentes del circuito de refrigeración .
Según la proporción utilizada en la disolución (glicol+agua+aditivos+inhibidores), podemos hablar de anticongelantes/refrigerantes con concentraciones al 20%, 30%, 50%, etc … Cuanto mayor sea el porcentaje de concentración más alto será el punto de ebullición y más bajo el punto de congelación.
En general un mal anticongelante/refrigerante con un inadecuado o mal formulado paquete de inhibidores de la corrosión, causaría corrosión en piezas importantes y por tanto fallos mecánicos. Estos comenzarán en el sistema de refrigeración (termostatos, radiador, bombas de agua, culatas, circuitos de calefacción, etc.) y seguidamente en el sistema motor del coche.